La Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) es una problemática de gravedad mundial que afecta a millones de menores de edad. En Colombia, esta realidad tiene un impacto devastador en el bienestar y desarrollo de las víctimas, perpetuando ciclos de vulneración y violencia.
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la ESCNNA es una violación grave de los derechos humanos en la que el cuerpo de un niño, niña o adolescente es utilizado con fines de dominación, gratificación o lucro, a cambio de algún tipo de retribución, tangible o intangible.
Este artículo explora los diferentes tipos de explotación sexual, los factores de riesgo asociados y las consecuencias para los menores víctimas de esta violencia. También ofrece orientación sobre la denuncia y recursos disponibles para apoyar a las víctimas y prevenir estos delitos.
La violencia sexual contra los niños, niñas y adolescentes (NNA) es un fenómeno complejo que afecta a sociedades en todos los niveles. En Colombia, un país con antecedentes de conflicto armado y desigualdad social, la violencia hacia los NNA ha dejado marcas profundas y duraderas.
Según estadísticas recientes, la violencia sexual representa uno de los mayores riesgos para el desarrollo infantil, especialmente cuando los propios padres, cuidadores o personas cercanas a la familia son los perpetradores.
Por décadas, los NNA han sido vistos como sujetos pasivos, vulnerables y muchas veces sin derechos definidos. Esto ha permitido que prácticas como el abuso sexual o la explotación comercial sigan ocurriendo. Sin embargo, con el cambio de perspectiva y el reconocimiento de los derechos de la niñez, se han establecido leyes y programas para enfrentar esta problemática que en lo corrido del 2024 se han presentado 1.100 casos de abuso infantil
Un error común es pensar que el abuso sexual y la explotación sexual comercial de NNA son lo mismo. Aunque ambas son violaciones graves de los derechos, la explotación comercial incluye un elemento adicional: el lucro.
En estos casos, los menores de edad no solo son víctimas de abuso sexual sino también son utilizados para obtener beneficios económicos o de otro tipo. Esta doble vulneración aumenta el daño psicológico y emocional en menores de edad.
La violencia sexual también se considera una forma de violencia de género. Este tipo de violencia surge de relaciones de poder desiguales y estereotipos culturales que valoran lo masculino sobre lo femenino.
Aunque cualquier menor de edad puede ser víctima de explotación, las niñas suelen ser las más afectadas debido a patrones culturales que las posiciona en roles de sumisión. Según el sistema de alertas tempranas de Bogotá, de la Procuraduría General de la Nación, a agosto del año 2023 las víctimas de abuso masculinas en el entorno educativo sumaron 873, frente a 1177 víctimas femeninas.
La ESCNNA abarca varias formas de explotación que varían según el contexto y los métodos empleados por los agresores. Algunas de las modalidades más comunes son las siguientes:
La prostitución infantil se manifiesta cuando menores de edad son utilizados en actividades sexuales a cambio de dinero, bienes o favores. Estos actos suelen ocurrir en burdeles, zonas de tolerancia, bares, o incluso en establecimientos como hoteles. En algunos casos, los explotadores crean redes organizadas para facilitar el acceso de adultos a estos menores de edad.
La tecnología ha amplificado la exposición de menores de edad a situaciones de riesgo. Con el auge de internet, la violencia sexual se ha trasladado al entorno virtual, donde los menores de edad pueden ser víctimas de acoso sexual, pornografía infantil y trata. Pedófilos y proxenetas utilizan redes sociales, aplicaciones y videojuegos para captar y manipular a menores de edad, quienes muchas veces no comprenden el riesgo.
La explotación sexual de menores de edad en el contexto de turismo se da cuando una persona viaja con el propósito de acceder sexualmente a un menor de edad, aprovechando la vulnerabilidad económica o social del país destino. Esta forma de explotación está reconocida por la Organización Mundial del Turismo como un delito que vulnera los derechos humanos de los menores de edad.
La trata de personas es otra modalidad de la ESCNNA en la que menores de edad son captados, trasladados o retenidos bajo engaños, amenazas o coacción para ser víctimas de explotación sexual. Los menores de edad en situación de pobreza o desplazamiento forzado son especialmente vulnerables a caer en redes de trata, donde son llevados de una ciudad a otra o incluso a otros países.
En zonas de conflicto armado, los menores de edad, especialmente niñas, son frecuentemente explotadas por grupos armados o fuerzas de seguridad. Los conflictos agravan la violencia sexual, ya que los menores de edad quedan expuestos a abusos por parte de soldados o miembros de grupos ilegales.
El matrimonio infantil es otra forma de explotación en la que menores de edad son obligadas a casarse o convivir con adultos, generalmente por motivos económicos. Estos matrimonios forzados privan a la menor de edad de la oportunidad de elegir, violando su derecho a una vida libre de violencia.
Los agresores en casos de ESCNNA no responden a un perfil único. Pueden pertenecer a cualquier nivel socioeconómico, educativo o profesional, lo que les permite ocultarse fácilmente en la sociedad.
Los explotadores incluyen a quienes inducen, trafican, ofrecen o incluso solicitan y utilizan el cuerpo de un menor de edad para obtener algún tipo de gratificación. Estas personas manipulan a menores de edad mediante falsas promesas, engaños o coacción, aprovechándose de su vulnerabilidad y falta de recursos.
Los factores de riesgo de la ESCNNA se dividen en tres niveles:
Los efectos de la ESCNNA en los menores de edad son devastadores y duraderos, afectando tanto su salud mental como física. La exposición a la explotación sexual genera traumas profundos, trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima e incluso intentos de suicidio. A nivel físico, los menores de edad pueden sufrir enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, y en casos graves, daños permanentes en su desarrollo.
Denunciar la ESCNNA es un acto fundamental para proteger a los menores de edad. Desde la Fundación Red, se promueve la educación y el uso de canales de denuncia. En Colombia, se puede reportar cualquier caso sospechoso a través de las líneas 141, 123 o 122, y el sitio web Te Protejo (teprotejocolombia.org).
La lucha contra la explotación sexual comercial de NNA requiere un compromiso constante por parte de la sociedad y las instituciones. Conocer los factores de riesgo, entender la diferencia entre abuso y explotación, y comprender el papel de los agresores y las estructuras que permiten esta violencia, es clave para proteger a los menores de edad y prevenir futuros abusos.
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