Nadie más que nosotras como mamás sabemos que la supervivencia de un nuevo ser depende en gran parte de la madre y no solo para suplir sus necesidades básicas como lo es alimentarse, sino que va más allá y tiene que ver con la posibilidad de ser amado, cuidado y protegido. Con el tiempo vamos descubriendo y aprendiendo lo que nuestro hijo necesita para su proceso de desarrollo, contar con amor incondicional y un sentido de confianza y aceptación son elementos tan importantes que permiten que éste se sienta en un entorno seguro, protector y facilite su desarrollo tanto físico como emocional. (vínculo afectivo madre e hijo)
Es aquel lazo que construimos con las personas más cercanas, el cual se caracteriza por la empatía (ponernos en los zapatos del otro), sentimiento de bienestar, seguridad, confianza, cuidado y amor mutuo. Esto implica poder contar con la posibilidad de expresar abiertamente nuestros sentimientos, respetar y validar los del otro, hacer sentir querida a la otra persona, abrazar y escuchar, aceptarlo tal cual como es, dedicar tiempo de calidad, e involucrarnos activamente en apoyar y conseguir el bienestar del otro.
Tus acciones tienen un gran impacto en la vida y desarrollo de tu hijo sin importar su edad, es por ello que la forma en que te relacionas y el grado de conexión que estableces con él, favorecerá aspectos esenciales para la construcción de su identidad, autoestima y equilibrio emocional. Cuando le hablas, lo acaricias, muestras un interés por compartir con él, lo respetas y lo reconoces, todo esto le permite desarrollar habilidades socioemocionales, crear nuevos vínculos positivos y seguros contigo así como con otras personas, como cuando creamos lazos de amistad o en un futuro al establecer una relación de pareja.
Por lo anterior, como mamá y como psicóloga de la Fundación RED, quiero recordarte a ti mamá que me estas leyendo, lo importante y valiosa que eres para tus hijos, porque sin desmeritar el papel que cumple el padre en la crianza de sus hijos, eres tú quien, al construir, fortalecer y mantener ese vínculo afectivo con tu hijo, lograrás no solo que se sienta amado, sino también generar sólidas estrategias de protección contra el abuso sexual.
Ten en cuenta que los niños por medio del amor y del buen ejemplo aprenden a escuchar, a establecer límites adecuados (decir NO), a resolver conflictos, a ser empáticos al reconocer los sentimientos del otro, a ser solidarios, comprensivos, y por ende a relacionarse mejor con otros, a identificar situaciones inadecuadas, y, sobre todo, a poseer la capacidad de manifestar sus pensamientos, sentimientos e ideas, al igual que temores y preocupaciones. Lo anterior es importante pues al aprender a comunicarse de forma oportuna, también se logra pedir ayuda ante el peligro, siendo éste, factor fundamental para prevenir o detectar situaciones de riesgo y abuso sexual en los que puedan estar.
El vínculo afectivo surge desde la cotidianidad, en la voluntad e interés genuino de cuidar, amar, proteger, u otras acciones progresivas que dan seguridad en los niños y adolescentes, para encontrar en ti como mamá y en sus demás familiares, el lugar más seguro. Por tanto, la sola existencia de lazos sanguíneos o la convivencia continua no asegura la existencia del vínculo.
Nosotras como madres podemos por medio de diferentes acciones sencillas (pero poderosas), lograr no solo crear, sino fortalecer y mantener esta importante conexión llamada vínculo. ¡Sin darnos cuenta estamos haciendo cosas muy positivas! y la idea es poder seguirlas manteniendo sin importar el paso del tiempo o la edad de nuestros niños. A continuación, te comparto algunos tips que pueden ayudarte a mejorar la conexión y vínculo con tu hijo:
-El poder del abrazo y contacto físico: El abrazo, los besos y caricias son unas de las mejores herramientas para hacer sentir al otro amado, consolado y acompañado. Recuerda promoverlos desde la espontaneidad, respetando el espacio personal de tu hijo y verificando su consentimiento, existen niños y personas que no se sienten cómodas ante el contacto físico.
-Interés genuino: Nuestros niños son maestros identificando cuando fingimos, leen a distancia nuestras intenciones de adultos, emociones y expresiones, por eso cuando te acerques a tu hijo, procura que sea genuino, interésate y esfuérzate por escuchar, entender y empatizar, todos somos diferentes y con un mundo interior tan extenso y diverso que el hecho de que sea tú hijo no significa que sea igual a ti, todo lo contrario, puede ser muy diferente.
-Evita juzgar o interrogar: ¡Esto es muy importante! Intenta preguntar, conocer y aclarar antes de regañar, no asumas, ni presiones, estas prácticas inadecuadas son muy comunes ante situaciones de estrés de los adultos, y suelen ser nocivas para la comunicación no solo con nuestros hijos de cualquier edad, sino con cualquier persona, además de ser ineficaz para un dialogo fluido, sincero y ameno; Adicionalmente esto ocasiona quiebre en el vínculo afectivo, es decir, la confianza y apertura para decir lo que le sucedió en un momento determinado y también aquello que piensa, siente y necesita, esto incluye apoyo en situaciones de riesgo dejándolo más expuesto a ser víctima de abuso sexual o cualquier otra situación violenta.
-Gestiona tiempos de calidad: Lo que esto significa, es algo simple, dar prioridad a lo realmente importante. Las múltiples ocupaciones, el cansancio físico y emocional de los adultos cada día está afectando más la salud y bienestar emocional de los niños quienes son “recompensados” con elementos digitales y otros objetos materiales para suplir la ausencia y afecto de sus padres. No es cantidad de tiempo sino el interés, amor, disposición, y lo que compartimos en ese tiempo, lo que tiene impacto en la vida de los niños, los adolescentes y a la familia en general.
Espero que aprendas y apliques lo aprendido, en la Fundación Red, nuestro objetivo principal es la prevención donde enseñamos y brindamos a madres como tú, herramientas que les permita no solo fortalecer estos vínculos afectivos tan importantes sino generar adecuadas prácticas de crianza las cuales se transforman en mejores estrategias para prevenir, detectar, actuar y denunciar situaciones de abuso sexual.
Entre los aspectos que abordamos con niños, adolescentes y adultos, están el comprender la sexualidad como el reconocimiento y respeto por su cuerpo y el del otro, defender su espacio personal, fortalecer la autonomía especialmente en los niños de primera infancia en momentos de higiene: bañarse, vestirse o ir al baño, que son momentos donde los abusadores aprovechan para realizar tocamientos y abusar de los niños. También el pedir ayuda ante situaciones de riesgo, ayudarlos desde el fortalecimiento del pensamiento crítico a resolver conflictos, a identificar su derecho a decir no, y a no guardar secretos, identificar a su red de apoyo en personas de confianza (familiares y docentes) y líneas básicas donde puedan recurrir para pedir ayuda (policía 123, 141 ICBF).
Para finalizar, es importante que recuerdes que eres muy importante para tu hijo, y todas las mamás sin importar nuestros conocimientos, edades, culturas, profesiones y demás aspectos que nos identifican, vamos aprendiendo en el día a día, nos equivocamos más de lo que quisiéramos, pero así mismo todo ese amor se ve reflejado en la entrega de nuestros actos y en la disposición para corregir o darnos la posibilidad de ser orientadas a tener mejores prácticas de cuidado, protección y crianza con tus hijos, lo cual se traduce en mejores relaciones afectivas madre e hijo permitiéndoles sentirse más tranquilos, seguros, protegidos y sobre todo, AMADOS.
¡Nos vemos en el próximo Blog!
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