Los entornos virtuales se han masificado progresivamente como medios para el establecimiento de las relaciones interpersonales, con lo cual se crean nuevas formas de interacción, tal que, situaciones que antes se presentaban en un contexto real, migraron paulatinamente para que sucedan a través de canales digitales, por ejemplo: la creación de una amistad, el compartir de un juego, las bromas y la socialización en general, también el bullying o el acoso el cual en este entorno tiene el nombre de ciberbullying o ciberacoso. Ahora bien, así como estos medios ofrecen herramientas muy positivas para la educación, comunicación en el planeta y entendimiento de culturas, entre otros elementos, también prácticas violentas contra y entre los niños, niñas y adolescentes se realizan allí. Por lo que, desde la Fundación Red contra el Abuso Sexual Infantil invitamos a todos nuestros lectores a conocer el alcance y la realidad de lo que muchos de nuestros hijos e hijas podrían estar viviendo, a lo que se encuentran expuestos o las prácticas que realizan, para que nosotros también eduquemos en torno al uso responsable de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), porque el violentar en una realidad virtual deja consecuencias palpables en sus víctimas.
El ciberacoso es la intimidación que se realiza por medios electrónicos o digitales. La cual puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos, los teléfonos móviles, o diferentes medios de acuerdo a lo que avanza la misma tecnología [1]. Esta es una modalidad de violencia entre iguales, caracterizada porque la violencia ejercida en la víctima es repetitiva, intencional y ejercida en entornos digitales, lo cual amplifica el rango de acción y las consecuencias. De esta forma, el agresor busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas, lo cual sucede regularmente en el entorno escolar, pero también en otras comunidades digitales[2].
Algunas conductas que se entienden como ciberbullying son[3]:
También es preciso tomar en cuenta que las agresiones pueden basarse en aspectos propios de género, color de piel, posición económica, calificaciones escolares, orientación sexual, fuerza física, nivel de popularidad, estado de salud o discapacidad, entre otros motivos, con lo que persisten las desigualdades y justificación del uso de la violencia.
En la dinámica del ciberbullying se encuentra una víctima, un agresor y los espectadores. La víctima es el objeto del acoso, el agresor es quien realiza directamente el acoso, desconociendo los derechos y los sentimientos del otro, y, los espectadores, que, en el entorno virtual, son todas las personas que observan el acoso, y con sus reacciones aprueban o no las acciones propias del acoso.
Estos espectadores no se limitan al círculo social de los amigos de la víctima en las redes sociales, puede que las notas, memes, burlas y demás se viralicen, además de quedar publicados; por ende, dejan una huella digital que perdura, de manera que pueden durar días y revivir tiempo después bajo los hashtags o stories que invitan a recordar experiencias, momentos o fotografías ya publicadas.
No, no es similar. Una broma se refiere a un comentario o acción que busca divertir o hacer reír a una persona o un grupo de personas con base en una situación real o imaginaria; entre tanto, el acoso consiste en amilanar, amedrentar o intimidar a otro socavando su integridad y su dignidad públicamente.
Invitamos también a nuestros lectores, a identificar las variables, situaciones o factores de riesgo asociados al ciberbullying, es decir, aquellos elementos que facilitan o desencadenan el ciberacoso en un menor de edad. Algunas de las más destacadas son[4]:
¿Y cómo prevenir el ciberbullying?[5]
Conocer o informarse acerca de qué es este fenómeno no es suficiente para prevenir, es un primer paso para ello. Así, además de comprender cómo se presenta y reconocer su existencia, es indispensable actuar. ¿Qué hacer?
Estas mismas acciones se pueden utilizar en el marco educativo o escolar, por tanto, al interior de la institución educativa deben implementar mecanismos para la prevención y atención de cualquier situación de acoso, sea de manera virtual o no, puesto que, en todo caso, independientemente del medio por el cual este se realiza, se constituye en una forma de violencia.
Invitamos a nuestros lectores a perder el miedo por la tecnología; nuestros hijos e hijas aprenden rápidamente a manejar los entornos virtuales, interactúan con tal naturalidad que quizás como padres, podemos sentir temor para enseñar acerca del uso informático y la tecnología. Esta brecha en el manejo de la información también genera una lejanía en la comunicación, así que, es tiempo de actuar, sin temor, comenzar a prepararse y conocer más de Internet, juegos en línea y redes sociales. Aquí les compartimos unas guías diseñadas por Facebook e Instagram acerca de un manejo seguro de tales redes y así prevenir y denunciar cualquier situación de acoso.
En nuestra próxima edición, les contaremos los aspectos normativos en torno al ciberbullying en Colombia y el rol del sector educativo en la prevención y atención del acoso.
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