Diversas investigaciones y estudios acerca de crianza en Colombia nos permiten conocer que los padres de familia tienden a repetir en sus hijos las prácticas de crianza que recibieron, por lo que en algunos núcleos familiares se encuentra normalizado el maltrato hacia sus hijos/as, lo que no es aceptable bajo ningún argumento. Es por esto que, desde la Fundación Red en razón a la importancia de este mes, que abarca la Semana del Buen Trato y la conmemoración de la expedición de la Convención de los Derechos de los Niños, daremos a conocer la relevancia que tiene el que desde casa enseñemos el trato amable y respetuoso, para romper patrones abusivos que perjudican directamente el desarrollo íntegro de nuestros hijos e hijas.
Es la capacidad que tenemos para relacionarnos con los demás, basado en el respeto y valoración hacia su dignidad, en el que por medio de la empatía podemos entender sus necesidades; además de la comunicación efectiva como eje central en la resolución de conflictos sin violencia y la manera de poner límites en casa.
Cuando hablamos del buen trato de los adultos hacia los niños/as, abordamos aquellas prácticas que corresponden a satisfacer sus necesidades de cuidado y bienestar con el fin de brindarles espacios seguros para su pleno desarrollo y crecimiento en entornos respetuosos, afectivos y seguros, supera ampliamente el proveer alimento o un techo, pues, aunque es importante, no es lo único que los padres de familia y/o cuidadores debemos proveer a los menores de edad.
Ahora bien, recientemente diferentes expertos han presentado propuestas para guiarnos acerca de los beneficios e importancia del buen trato en niños, niñas y adolescentes, una de ellas es la psicóloga Inés Di Bartolo, quien en su libro “Apego y crianza”, rescata el apego como el vínculo que nos une primero con nuestros padres en nuestra infancia y luego a lo largo de nuestras vidas con las demás personas, a quienes convertimos en personas especiales que nos brindan seguridad, consuelo y confianza, es decir son esas figuras importantes que siempre nos pueden brindar ayuda cuando la necesitamos.
El vínculo del apego se construye desde el nacimiento y se va formando en la cotidianidad con los padres, a partir de la respuesta positiva de estos ante las necesidades emocionales y físicas de sus hijos; esto incluye la disposición, disponibilidad y atención que les brindan a los niños y niñas. Con cada respuesta se genera un lazo afectivo que les hace sentir seguros, confiados y protegidos, a los niños niñas y adolescentes, vínculo que resulta ser un factor protector indispensable en la prevención de la violencia contra los menores de edad.
Al igual que el apego, el buen trato se aprende y desarrolla desde la infancia, por esto, los padres de familia y/o cuidadores deben contar con todas las habilidades necesarias para contrarrestar cualquier forma de maltrato, por ello, es fundamental que periódicamente analicen la forma de criar a sus hijos, se trata de romper aquellos patrones de crianza basados en la intolerancia, la violencia física, psicológica e incluso sexual, con el que posiblemente fueron educados y cuyo objetivo es no repetirlos. “Nuestros vínculos más básicos determinan nuestra forma de estar en el mundo y de aproximarnos a todo lo que este tiene para ofrecernos. Nuestro modelo de apego tiñe muy diversas experiencias: la forma de relacionarnos con los demás, la exploración, el aprendizaje, el juego, la autoestima, la confianza o la paternidad” (Inés Di Bártolo- Maritchu Seitún 2019).
El primer paso es identificar qué entendemos por infancia, transformar creencias de antaño según las cuales los niños y niñas son adultos pequeños cuya única responsabilidad es obedecer, lejos de juegos o de desborde de creatividad. Como padres de familia, tenemos el rol de proteger, orientar y enseñar principios, valores, emociones y sentimientos, proveer no solo alimentos o vestuario, también respeto y dignidad, por eso, prácticas como el diálogo, el juego, la escucha, la atención, el estudio, entre otras, deben ser cotidianas en casa, todo ello basado en el respeto. Es muy importante diferenciar disciplina de castigo físico y comprender que, así como nosotros como adultos tenemos derechos y deberes, los niños y niñas, también. El buen trato empieza en casa y con el ejemplo.
Veremos a continuación las habilidades que deben desarrollar en casa los padres de familia y/o cuidadores.
Vale la pena decirles a los cuidadores, especialmente a los padres de familia, que todo cambio en nuestras vidas es un proceso, el primer paso es querer mejorar en crianza y buen trato a nuestros hijos, así que, con amor, esmero y mucha paciencia se llegará a la meta.
La Fundación Red contra el Abuso Sexual Infantil, “Escuchar, creer y transformar con amor” planea y ejecuta proyectos sociales que contribuyen a la erradicación de todas las formas de violencia contra niños, niñas y adolescentes, mediante la aplicación de acciones integrales para establecer una cultura de PREVENCIÓN. Sigamos luchando juntos por los niños, niñas y adolescentes para que crezcan en ambientes seguros y llenos de amor.
Escrito por: Katerin Julieth Pachón
Revisado por: Paola Andrea López
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