A alguno de nuestros lectores o seguidores ¿le tomaron alguna foto en su infancia? ¿Su foto fue exhibida por sus padres en la sala de la casa o está en un álbum familiar? Desde hace un par de décadas inició una transición entre lo impreso y digital: libros, prensa, agendas, fotografías y videos. En pocos hogares se guardan aún álbumes con fotografías del nacimiento, cumpleaños, inicio de la etapa escolar, fiestas familiares y demás, ahora resulta mucho más común que a través de las redes sociales, se compartan los momentos más importantes, incluso de los niños, niñas y adolescentes.
El sharenting es un anglisismo que surge de la unión de las palabras share que significa compartir y parenting que traduce parentalidad; así, el sharenting es la acción de compartir imágenes y/o videos de niños, niñas y adolescentes en Internet por parte de sus padres. Se publican de momentos cotidianos, lo que implica que desde muy temprana edad, los niños y niñas están expuestos a los riesgos del mundo digital.
Un primer concepto que necesitamos comprender es la huella digital. Se trata del rastro que dejamos cuando navegamos en Internet. Allí se almacena la información, registros, datos personales, imágenes, entre otros, con lo cual es posible establecer un perfil del usuario, definir la identidad digital. Es necesario aprender y recordar que no es posible eliminar estos datos registrados en la web.
Ahora bien, los derechos a la privacidad, el consentimiento y el buen nombre de una persona son fundamentales en la presencialidad así como en los entornos digitales, dado que la rapidez con la que se propaga o viraliza la información y la facilidad de alterar material audiovisual, generan la instigación al odio, al ciberacoso, a la suplantación de identidad, inclusive -y más grave aún-, a la misma producción, distribución y venta de material con contenido asociado a la explotación sexual de menores de edad, particularmente en la pornografía. Es indispensable que los adultos comprendamos el alcance de lo que sucede en Internet y que no ignoremos lo que allí ocurre. Aunque el sharenting sea una práctica común, no significa que sea segura.
¿Puede un menor de edad consentir o aprobar la publicación de su información en redes sociales? De acuerdo a la ley en Colombia, un adolescente desde los 14 años puede tomar una serie de decisiones, entre ellas, dar su consentimiento con respecto a lo que publica u otros publican de él/ella en la web. El consentimiento significa tomar una decisión de forma libre, espontánea, sin ningún tipo de coerción o influencia de ninguna persona; además requiere que sea expresado de manera clara y directa, puede cambiar e implica un pleno entendimiento del alcance de la decisión a tomar. En consideración con ello, ¿puede entonces un niño o niña de dos, tres o más años consentir, aceptar o aprobar la publicación de información personal en las redes sociales? No, no está preparado para esto y, con base en las alertas generadas por entidades como la UNESCO y la UNICEF, los adultos aparentemente tampoco lo estamos, pues exponemos a niños, niñas y adolescentes a diversos riesgos en los entornos digitales.
Así pues, ¿es posible hablar de privacidad en la web? No es fácil, dado que una vez publicamos información, otras personas pueden acceder a ella, aun cuando tengamos filtros de seguridad o grupos cerrados, dado que para quienes reciben la información la pueden compartir; así que, aunque sea nuestro rostro el que aparezca en una fotografía o video, por ejemplo, otros pueden hacer mal uso de ello para suplantar la identidad, así que es necesario pensar qué publicamos, a través de qué red y cómo puede ser usada esa información. Nuestra recomendación inicial es escoger, con mucho cuidado, las publicaciones que vas a hacer con respecto a tus hijos e hijas, protege su identidad y su privacidad, no lo expongas a futuras situaciones de ciberacoso o explotación sexual en línea. También revisa el contenido de tus propias publicaciones y así también tendrás un criterio que te permita identificar si la información que tú publicas puede afectar la imagen o el buen nombre de tus hijos.
A continuación, compartimos algunas recomendaciones acerca de normas de etiqueta en Internet que puedes enseñarle a tus hijos e implementarlas:
Recuerda, el crecimiento integral y afectivo de tus hijos en pleno siglo XXI involucra la protección online y offline, es decir, más retos para toda la familia, comunidad educativa y sociedad en general. El objetivo es que seamos capaces de protegerlos de los riesgos virtuales y facilitar el desarrollo de competencias digitales que les faciliten el uso responsable y seguro de Internet. Entonces, no tomes decisiones por ellos, edúcalos y protégelos. Finalmente, no conectes a tus hijos con una comunidad digital, ante todo, conéctalos con tu corazón.
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