La familia puede ser entendida como un sistema caracterizado por una red de relaciones que cumple con las necesidades tanto biológicas como psicológicas del niño. También es responsable por la estabilidad emocional de quienes la conforman (Capano y González, 2016) ya que es la única instancia que cumple con las necesidades psicoafectivas de sus miembros.
Actualmente, las familias se encuentran en una sociedad caracterizada por la globalización y el consumismo, tal y como lo afirman Gubbins & Berger (2004). Lo anterior supone que los padres no dispongan de un tiempo suficiente para compartir en familia, necesidad que es suplida a través de la permisividad y la entrega constante de objetos materiales, especialmente de tipo tecnológico. Una de las consecuencias de esta situación radica en un vacío en el desarrollo de pautas de crianza adecuados, lo que afecta la dinámica familiar. (Montesinos, 2002; Jiménez, 2005). Es por esto que el tema de la crianza y en este caso de la parentalidad cobra relevancia dentro del contexto en el que nos encontramos. Por esta razón, en esta ocasión queremos compartir con ustedes aspectos relacionados con los estilos de crianza parental.
Inicialmente es importante aclarar que al hablar de estilo se hace referencia a que este último es permanente y estable a lo largo del tiempo, sin embargo puede modificarse gracias a la posibilidad que tienen los padres de escoger los modelos que desean implementar en su núcleo familiar (Climent, 2009, citado en Capano y González, 2016). Así pues, Baumrind (1966 citado en Cornejo et.al,2014) reconoce tres estilos básicos de crianza parental, a saber: El estilo autoritario, permisivo y democrático.
Estilo autoritario:
Dado que en este modelo los padres conciben la obediencia como una virtud, se restringe la autonomía de los niños/as, ocasionando problemas en su adaptación social y en la seguridad de sí mismos. (Capano y González,2016). Además,se caracteriza por la predominancia de normas rígidas y rigurosas, una ausencia de diálogo entre padre e hijo/a y una recurrencia a los castigos y no a las alabanzas. (Jiménez,2009)
Las consecuencias de adoptar un estilo autoritario en la educación de los niños/as inicia por una baja autoestima y confianza en sí mismo, presencia de agresividad e impulsividad y una disminución de la alegría y espontaneidad en los mismos. (Jiménez,2009). Esto supone un factor de riesgo para problemas alimenticios, de consumo de sustancias y de depresión.(Capano y González,2016).
Estilo permisivo:
Se caracteriza por una indiferencia hacia las actitudes positivas y negativas de los niños/as, pasividad, una respuesta y atención a las necesidades de los mismos, escaso uso de castigos, flexibilidad en el establecimiento de reglas y un acceso fácil a los deseos de los niños/as, así como de una evitación a la hora de imponer la autoridad o algún tipo de restricción dentro del hogar.(Jiménez,2009)
Aunque aparentemente este parece ser el estilo más adecuado para criar a un hijo/a, al ceder a la autoridad y responsabilizar a los hijos/as de la mayoría de decisiones, acarrean algunos inconvenientes como poca obediencia, hasta llegar al punto en el que el se convierte en el dueño/a de la casa e incluso de las decisiones de los padres. También se evidencia escaso respeto a las normas y las personas y dificultades en la construcción de su identidad y su autoconcepto. (Capano y González,2016)
Estilo democrático:
Se caracteriza por una manifestación de afecto y una sensibilidad a las necesidades del niño/a, una promoción de la conducta deseable, sumado a una interaccion y comunicacion abierta. En términos generales se puede hablar de un hogar con calor afectivo y un clima democrático.
Aquellos padres que adoptan este estilo dentro de la crianza pueden evidenciar competencias sociales adecuadas en su hijo/a, así como autocontrol, motivación, alta autoestima, espontaneidad, responsabilidad con compromisos personales, elevado motivo de logro y disminución de conflictos entre padres e hijos/as.(Jiménez.2009)
Otra de las ventajas es que logran una menor propensión a experimentar ira o frustración o manifestar problemas de agresividad, un mejor rendimiento académico, mayor desarrollo moral y social y menor riesgo de consumo de sustancias psicoactivas. (Capano y González,2016)
Por otra parte, cabe resaltar que dentro de la crianza es posible adoptar varios estilos, teniendo en cuenta que pueden ser mixtos, es decir que pueden combinarse entre sí y que además varían de acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentre el menor. Además, se ve influido por aspectos como el sexo del niño/a, la cantidad de hermanos que tenga y la posición que ocupa entre ellos. (Jiménez,2009)
En Fundación Red queremos sensibilizar a los padres sobre la importancia de reconocer que tipo de estilo adoptan en la crianza de sus hijos, a evaluar aspectos que podrían desarrollarse de otra manera y a reconocer la importancia y el impacto que tiene la educación parental desde los primeros años de vida en los hijos/as.. Por eso los invitamos a formarse como #PapásExpertos, a informarse de nuestros eventos y actualizarse con nuestras publicaciones en la página web y en las redes sociales.
Referencias bibliográficas:
Capano Bosch, A., & del Luján González Tornaría, M., & Massonnier, N. (2016). Estilos relacionales parentales: estudio con adolescentes y sus padres. Revista de Psicología, 34 (2), 413-444. http://www.redalyc.org/pdf/3378/337846349009.pdf
Jiménez,M.(2009).Estilos educativos parentales y su implicación en diferentes trastornos. Recuperado de:http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/ishare-servlet/content/bfbb12cc-abc8-489e-8876-dd5de0551052
Ossa Cornejo, C., & Navarrete Acuña, L., & Jiménez Figueroa, A. (2014). Estilos parentales y calidad de vida familiar en padres y madres de adolescentes de un establecimiento educacional de la ciudad de Chillán (Chile). Investigación & Desarrollo, 22 (1), 19-37. http://www.redalyc.org/pdf/3378/337846349009.pdf
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